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Subastas

Aunque pudiera parecer que hablar de subastas de arte es referirse a un mundo elitista e inalcanzable, lo cierto es que no siempre es así. Por regla general, las subastas de arte que trascienden son aquellas que van asociadas a grandes artistas clásicos o relevantes figuras del mundo del arte. Gracias a los medios de comunicación que, generalmente por su excentricidad, se hacen eco, consiguiendo que se conviertan en una noticia de máxima difusión. 

Sin embargo, las subastas de arte van mucho más allá de un cuadro con una firma valiosa, el magnífico look de una estrella de cine o la tiara impoluta de una princesa casi olvidada por la historia. Las subastas de arte son eventos sociales y culturales, que poco o nada tienen que ver con meras transacciones comerciales. De ahí que su valor vaya más allá del objeto adquirido. Pero ¿cómo funcionan realmente las subastas de arte?

Historia de las subastas

Hablar de subastas es como entrar en un mundo de lujo creado a partir de las comodidades que nos han regalado los últimos siglos. Sin embargo, muchos son los que desconocen que este tipo de transacción comercial se remonta a muchos, muchos años atrás.

Fue en la antigua Roma cuando las subastas de arte aparecieron por primera vez, al menos que se tenga constancia de ello. Estas vinieron ligadas a una creciente fiebre por el coleccionismo. Este hecho sucedió tras la conquista de Grecia, allá por el siglo I a.C. para comerciar con los fabulosos tesoros que encontraban en tierras ajenas y a los que les salían infinitos candidatos para su compra. 

Entonces es cuando aparece una estructura clara de lo que hoy conocemos como subasta. La figura principal es el subastador, a la que se unen otros elementos como: el tasador, el importador o el mediador. 

Como sucede en la mayoría de los casos, la etimología de las palabras son las que nos ofrecen las pistas más veraces. Es así como sabemos que la palabra «subasta» procede del latín y, literalmente significa «bajo lanza» (sub hasta). Hace referencia a la acción de clavar una lanza cuando la venta se había formalizado, siempre bajo la vigilancia y aprobación de la autoridad pública. 

En aquella época también se sentaron las bases de lo que ha permanecido como una de las mejores inversiones: comprar obras de arte, únicas y exclusivas que puedan ser vendidas, de nuevo, en épocas de dificultad económica.

Sin embargo, fue en el siglo XVII cuando surge un verdadero mercado, sólido y definitivo, sobre las obras del arte, gracias al auge del florecimiento de la burguesía centroeuropea.

Funcionamiento de las subastas

A no ser que alguien se dedique al coleccionismo o al interés por las obras de arte de manera profesional, las casas de subasta siguen siendo las grandes desconocidas dentro del mundo lúdico y artístico, más allá del comercial.

Tanto para los que están interesados en adquirir uno de los lotes que ofrecen o como mero espectador, las subastas ayudan a ampliar la cultura general, especialmente aquellas que se refieren al mundo del arte o al coleccionismo. Piezas exclusivas que, de no ser de este modo, sería imposible conocer. 

¿Qué es una subasta?

Para hacer una definición fácil y sencilla, conocemos como subasta esa venta pública de un objeto, puede ser más o menos valioso, cuyo precio parte de una cantidad y que acaba adquiriendo aquel que ofrece el precio más alto o más bajo, dependiendo de la modalidad. 

Es así como podemos diferenciar 2 tipos:

  • Subasta inglesa: el precio parte de un mínimo y se va incrementando a partir de las distintas ofertas. Lo que se conoce como puja a la alza.
  • Subasta holandesa: es el caso contrario. El precio del objeto alcanza un máximo y se va pujando hasta llegar al cliente que menos ofrece o al precio mínimo de reserva. Es decir, puja a la baja. 

Pasos que sigue toda casa de subastas

  1. Compra de las piezas o colecciones. La casa especialista en subastas sabe encontrar las piezas más adecuadas en cualquier lugar. Generalmente puede ser a partir de ferias, comercios, otras subastas y, sobre todo, coleccionistas particulares.
  2. Valorar y peritar las piezas. Quizás es una de las tareas más delicadas. Para ello hay que hacer un profundo estudio de mercado y ver cual es el precio de estimación para ajustarse, lo más posible, a la realidad del mercado.
  3. Preparar la subasta. Ahora viene la parte más laboriosa y que requiere más esfuerzo y una concienzuda tarea de investigación. Hay que clasificar cada pieza para realizar un catálogo coherente y un libro en el que entre cada pieza con su precio de salida y características determinadas. Además, en la mayoría de los casos, se prepara una exposición donde se muestran esas piezas para que, de forma directa, los futuros compradores puedan observarlas y estudiarlas con detenimiento.
  4. Celebrar la subasta. Es el paso final. Se anuncian los precios de las piezas o lotes, a partir del libro o catálogo que se ha confeccionado previamente. Empieza la competición para que el cliente consiga la mejor pieza que puede llevarse en ese mismo momento o en los próximos días.

Las casas de subasta más famosas

Sotheby’s

Sus primeros pasos, allá por 1744, fueron a través de la venta de colecciones de libros excepcionales y de gran calidad. Su creador fue Samuel Baker y aquella primera sede se encontraba en Londres. Hoy se han extendido por todo el mundo, siendo una de las casas de subastas de obras de arte más famosas y con mayor prestigio.

Christie’s

La fundo James Chritie en 1766. Hoy en día es la casa de subastas más conocida y renombrada, y todo gracias a las famosas colecciones que ha logrado subastar, como la archiconocida de Rockefeller. Nació en Londres.

Peter C. Wilson

Fue uno de los ejes principales de la casa Sotheby’s durante algunos años para, después, gracias a sus excelentes habilidades para los tratos comerciales, colocarse en solitario, consiguiendo importantes colecciones y siendo una feroz competencia para sus rivales.

Subastas de plumas estilográficas

Dentro del mundo del coleccionismo y el arte, no solo encontramos grandes y suntuosas piezas dedicadas al mundo de la pintura, la escultura o la joyería, también son considerados auténticos tesoros, algunos objetos, especialmente únicos y valiosos, tanto en historia como en fabricación, que nos pueden resultar cotidianos.

Es así como dentro de este gran universo, encontramos piezas especialmente exquisitas como pueden ser las plumas estilográficas. No podemos olvidar que, además de tratarse de un excelente instrumento para la escritura, puede llegar a ser una valiosa joya digna de las mejores subastas.

Si eres amante del coleccionismo y, en especial, de las plumas estilográficas, debes estar muy atento a las novedades que vayan surgiendo desde las casas de subastas. Es seguro que esa joya que buscas te está esperando.


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