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Para los que de verdad os gusta escribir, hacerlo a mano es uno de esos pequeños placeres cotidianos que se convierte en la religión de la palabra escrita. En el colegio, como mínimo hace unos años, desde el párvulo hasta el bachillerato escribías a mano. Hoy en día, si bien es mucho más cómodo tanto por ortografía y gramática escribir en el ordenador, esa magia de producir palabras con el movimiento de tus manos no se ha acabado de perder.

Desde las plumas estilográficas más exclusivas, hasta artículos más asequibles, estos objetos permiten emular cómo escribían desde la edad media al renacimiento, calificadas como épocas mejores que las nuestras; dotadas de cierto romanticismo.

No solamente plumas

Aparte de la variedad de plumas o la práctica de la escritura casera, otro artículo que acompaña perfectamente de la mano a estos artículos está adquiriendo notoriedad: las libretas antiguas, o diseñadas para parecerlo. En una tienda de estilo retro, es posible encontrar unas libretas especiales con cobertura de piel y papel artesano. Si bien ocasionalmente puede ser una burda imitación, la verdad es que, os guste o no, es mucho más atractivo y placentero escribir con una pluma, el recipiente con tinta al lado y una libreta de estas características, pues le da algo especial; una magia indescriptible que, para algunos, permite reciclar esa inspiración perdida para hallar una nueva vida entre palabras y letras forjadas con tus propias manos.

Escribir a mano

Si bien vivimos en una época en la que el sistema educativo no destaca por enseñar a escribir a las nuevas generaciones, agarrarse a la nostalgia y viajar a un pasado reciente o, simplemente, querer emularlo, os llevará al deseo de adquirir objetos de carisma especial capaces de transportar nuestra creatividad a nuevas esferas donde nunca ha llegado. Desde escribir un poema, imaginar una exquisita prosa; la composición de una partitura única; un chef que imagina las mejores recetas y las plasma en su librito particular cargado de matices…

La sensación de escribir a mano

Sin duda, una de las mejores sensaciones al escribir a mano es crear un mundo nuevo; una realidad alternativa donde tú decides las normas y cómo funciona la estructura y leyes de la naturaleza. Si bien se puede recrear esto con un buen documento en blanco en una pantalla de alma vacía, sentarte en tu estudio, desenroscar tu pluma, abrir esa libreta antigua y colocar las primeras palabras te transmitirá una sensación indescriptible.

Escribir a mano es un personaje más cuando decides partir de tu imaginación para crear cualquier parte o, por qué no, cualquier tipo de documento profesional o personal. Siempre será empático hacia vosotros mismos cuando leáis algo escondido en un cajón que lleva vuestro puño y letra.

Compartiréis esa intimidad personal hasta el punto de darle un nuevo valor a palabras que, si hace unos años parecían vacías, ahora desprenden cascadas de matices sólo a la altura de los que sois lo suficientemente valientes para crearlas.

Nunca perdáis el placer de escribir a mano, pues es uno de los más puros que existen.

Todo el mundo escribe, pero no todo el mundo es escritor.

El curioso caso de Harry Quebert (2013)

– Joël Dicker.

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